Qué ver

Es la época del año más importante para los estrenos de series de TV en los EEUU. Aunque en años recientes la televisión de las cadenas ha venido a menos con el auge (y sobreoferta de los servicios de streaming), todavía es el referente y algunos de sus productos merecen que estemos atentos a su futura aparición en los canales satelitales (o servicios en línea) de nuestro país.
Tal es el caso de Stumptown, que tiene uno de los mejores pilotos que he visto en los últimos años. La serie está basada en la novela gráfica Stumptown Vol.1: The case of the girl who took her shampoo de Greg Rucka. Su origen gráfico vuelve necesaria la aclaración: no es una historia de superhéroes. Fue el propio Rucka, quien la desarrolló para abc. Una habilidosa ex soldado (Cobie Smulders) descubre su vocación como detective privado cuando es reclutada para encontrar a la hija de su exnovio que parece haber sido secuestrada. Con gran ritmo, sentido del humor y una estructura inteligente que recuerda al mejor cine indie, Stumptown es una de las series nuevas más prometedoras del 2019.
Netflix

Entre las docenas de estrenos del rey del streaming hay escondida una verdadera joya. Se trata de El espía (The Spy), miniserie que cuenta la historia verídica de Eli Cohen, el primer espía que El Mossad logró colar en Siria durante los agitados años sesenta. La miniserie fue basada en el libro (agotado) de Eli Ben-Hanan (Nuestro hombre en Damasco) y desarrollada por Gideon Raff (uno de los premiados directores y guionistas de Homeland).
Sacha Baron Cohen, el polémico actor británico, hace un retrato complejo y conmovedor del espía, desde el momento en que es reclutado hasta su paso por Buenos Aires y Suiza para llegar al centro del caos político que era Damasco. Una miniserie sobria, estresante y de impecable manufactura, que sirve como una pieza fundamental para entender ese inefable rompecabezas que ha sido el medio oriente en los últimos cincuenta años.
Qué más ver:
Working Moms (Netflix), El jardín de bronce (HBO), Fleabag (Amazon)
Qué no ver
Amazon

Detrás de cada remake se esconde la promesa de corregir o reinterpretar el trabajo de otros creadores con una visión fresca. Tal es el caso de Hanna que pretende convertir la extraordinaria película de Joe Wright de 2011 en la premisa para una serie episódica.
La película contaba la historia de Hanna (Saoirse Ronan) una niña prodigio nacida de un experimento militar de la CIA, que es cazada por la despiadada Marissa Wielgler (Cate Blanchet) y Sandman (Tom Hollander) su asesino profesional de cabecera. La película tiene muchos aciertos, entre ellos la música de The Chemical Brothers, y el diseño de producción de Wright que la imagina como una reinvención de los “cuentos de hadas”.
La serie desarrollada por David Farr calca la película, pero con actores, estructura y música, inferiores. El resultado es una mediocre actualización que sólo resulta entretenida para aquellos que no vieron la película. Aún para ellos, recomiendo conseguir la versión original y evitar esta versión muy (pero muy) inferior.
Netflix

Con el éxito de la primera temporada de Atrapados, un inesperado policial islandés. Baltasar Kormákur se vio obligado a desarrollar una segunda entrega. El pueblito que había quedado aislado por una avalancha es escenario de una nueva oleada de crímenes que parecen vinculados a una organización de extrema derecha, una familia truculenta o un grupo ecologista.
Andri (Ólafur Darri Òlafsson), el adorable sheriff del pueblo, se mudó a Reikiavik al final de la temporada previa, para estar cerca de sus hijos, pero en los primeros minutos es enviado de vuelta a casa con la misión de resolver este nuevo crimen.
Lamentablemente pareciera que con los viajes Andri perdió todas las cualidades detectivescas y empáticas que le ganaron popularidad entre los espectadores europeos y estadounidenses. Los crímenes se acumulan sin ton ni son, mientras el policía, da vueltas aturdido. Su calidez trágica se mutó por una mirada desaliñada y una estrategia de interrogatorio que repite una y otra vez el nombre de sus interlocutores (sospechosos, familiares o colegas) como si al hacerlo fuera a recibir otra respuesta. Una decepcionante segunda entrega que congela cualquier entusiasmo que nos hubiera dejado la inicial.
Para El Economista, Arte Ideas y Gente del 2 de octubre del 2019