Cuando el proceso creativo empieza, corremos riesgos, y transgredimos las reglas. Entonces conseguimos el éxito, y este genera expectativas y estas dinero y compromisos. El creador que se la creyó, buscará replicar el éxito inicial. ¿Cuánto tiempo pasa hasta que empieza a pintar por números?
Decía Laurence J. Peter que todo aquel que tiene éxito en su puesto tenderá a ascender hasta llegar a una posición que no domina. Encuentra su nivel de incompetencia y se estanca. El “Principio de Peter” se volvió una visión pesimista y satírica para explicar por qué las cosas salen mal en las organizaciones.
Es posible que Marvel no haya llegado aún a ese punto (pero se avecina). Sin embargo, Netflix, su contraparte de los superhéroes para público “maduro”, lo encontró este año.
El canal que revolucionó la televisión por la idea de recetarse una temporada en un fin de semana, se comprometió a estrenar seis series ligadas de Marvel en dos años.
Empezó con Daredevil, una saga oscura y violenta donde el héroe pasaba la mitad del tiempo miserable, alcoholizado, herido, sangrando y cuestionando su propia vocación. La línea frágil entre el vigilante y el héroe, la pintó Batman y de ahí se colgaron docenas de otras propuestas entre el bonachón Spiderman y el desquiciado Punisher.
Daredevil es Matt Murdock, un abogado ciego que había desarrollado sus demás sentidos gracias a su contacto con una sustancia radioactiva (origen preferido de los héroes del establo Lee, Kirby y Evans). Murdock, además, busca vengar la muerte de su padre (otro paradigma favorito del origin story).
La primera temporada de Daredevil es aceptable y evita por milímetros el gran problema de la historia de superhéroes moderna, los villanos más interesantes que el protagonista.
Después vino Jessica Jones, propuesta arriesgada que provenía de un universo “adjunto” de Marvel, segunda división de superhéroes para grupos minoritarios. Jones es una detective alcohólica con super fuerza. Tiene el origen estándar de Marvel: de visita Disney World con su padre, su vehículo colisiona con un convoy militar que lleva material radioactivo, queda huérfana, pero poderosa.
En los cómics de Marvel, todos los títulos se entrecruzaban de tal manera que Jones se enamoraba de Peter Parker, recibía terapia de Jane Grey de los X-Men, formaba parte de los jóvenes Avengers y después le plantaba cara a Iron Man para no firmar el acta de súperhumanos.
Digo todo esto, para explicar por qué, con la división de los derechos de autor de las sagas de Marvel, muchos de estos personajes quedaron más que huérfanos narrativos. Spiderman está en manos de Sony, los mutantes X-Men en Fox. Los Avengers sólo se usan en el cine por Disney/Marvel, por lo que los héroes restantes deben ajustar su mitología a nuevas versiones sin infringir copyrights.
Jessica Jones es una verdadera joya, sostenida en el carisma de Krysten Ritter, pero también en su villano, el seductor y perturbador Kilgrave (David Tennant, magnífico), y nos prepara mal: elevando nuestras expectativas, para la llegada del resto de sus futuros compañeros de los Defenders.
Luke Cage es una repetitiva y aburrida saga de venganzas entre intercambiables pandillas de matones con estética Van Peebles. Es el héroe que Marvel le dedica a la diversidad (junto a Black Panther). Conocemos a Cage (Mike Colter) como un misterioso personaje en Jessica Jones, pero todo su carisma se diluye cuando se vuelve el conflictuado antihéroe de la sudadera, protegiendo Harlem de los narcos.
La segunda entrega de Daredevil introduce a Punisher y “La Mano”. Una temporada agotadora de balaceras en azoteas, antros, hospitales y comandancias de policía. Golpes y tortura y bodegas llenas de cargamentos ilegales completan el derrumbe.
Faltaba Iron Fist, el guiño de Marvel a Bruce Lee y las artes marciales. Enemigo jurado de “La Mano” y guerrero místico criado en un monasterio en una dimensión paralela. Fist conjura su chi en un puño amarillo que acaba con quien se le para enfrente.
Para Fist, Netflix busca a Finn Jones, recién salido de Juego de Tronos, y lo pone en una trama de intriga corporativa, romance apurado, violencia extrema, personalidades inestables y exabruptos melodramáticos. Iron Fist es lo peor de Marvel en TV (hasta ahora).
El hilo conductor de estas series es Claire (Rosario Dawson), una entrometida e irritante enfermera que se las arregla para tropezarse con cada uno de estos héroes de barrio (excepto Jones) e influir su desarrollo.
Sin darnos un respiro, lo nuevo de la sociedad Marvel/Netflix es The Defenders, un ensamble de sus héroes de barrio para enfrentar una amenaza criminal. A quien quiera verla sin recetarse sus interminables predecesoras, le recomiendo Jessica Jones y brincarse el resto.
Twitter @rgarciamainou
Para El Economista, Arte Ideas y Gente del miércoles 6 de septiembre del 2017
A mi me gusta mucho Daredevil, y espero que siga la temporada 3, Jessica Jones tambien me gusta.