Cameron Crowe se puso en el mapa mucho antes de Almost Famous. Su película autobiográfica, historia de formación y homenaje nostálgico al rock setentero. Cuando muchos se enteraron de su existencia, Crowe ya había dirigido cinco películas y sumaba dos nominaciones al Oscar.

Niño prodigio, inició simultáneamente la pubertad y la prepa mientras escribía críticas musicales para publicaciones underground. Correspondía con Lester Bangs, leyenda del periodismo musical que le abrió la puerta a revistas como Creem, Playboy, Penthouse y el periódico Los Angeles Times.
Crowe se graduó a los 15 y en un viaje a Los Ángeles conoció al editor de Rolling Stone, Ben Fong-Torres. Pronto colaboró con la revista en la que llegó a ser editor asociado. A los 22, su libro sobre la adolescencia, Fast Times at Ridgemont High, fue un éxito de ventas y Crowe se vio adaptándolo a la pantalla grande para Universal. Dirigida por Amy Heckerling, la película fue uno de los sucesos del verano del 82 y le valió su primera nominación en el gremio de guionistas.
En 1989 debutó como director con Say Anything… Historia romántica entre el chico solitario y la chica inteligente de la escuela y cinta de culto de los ochenta. Todavía hoy, su película mejor reseñada.
Su siguiente esfuerzo abordó los problemas amorosos de un grupo de solteros en Seattle. Singles gozo un estatus temporal de culto que se eclipsó tan pronto como la música grunge. Entonces vino Jerry Maguire su entrada a las grandes ligas. Cinco nominaciones al Oscar (dos de ellas para Crowe), mención en el gremio de directores, y otros reconocimientos.
Cuando podría haber aprovechado un contrato de tres años con DreamWorks, Crowe prefirió dedicar dos de ellos a entrevistar a su ídolo Billy Wilder y escribir un libro sobre ello.
Cuando en el 2000 presentó Casi Famosos, las expectativas eran altas. La cinta originó en los diez años de carrera periodística de Crowe. Aunque el protagonista acompaña a Stillwater, una banda ficticia, la película de Crowe conseguía atrapar no sólo sus memorias de una época, sino la época en sí. Un mundo comprendido por la música, las giras, las groupies, los periodistas, los rockeros, el romance, el desencanto de las drogas, y la desilusión post hippie del mundo. Una cinta muy personal y muy efectiva. Oscar por guión original y presencia en listas de lo mejor del 2000 de más de un centenar de críticos.
¿Tocó la cima Crowe? Pareciera que el resto de filmografía fue un descenso.
A la eficaz y subvalorada Vainilla Sky, siguió la infumable Elizabethtown. Dos documentales sobre Pearl Jam y The Union, y después We bought a Zoo. La persistencia genérica de Crowe lo volvió un sinónimo de un cine empalagoso y sentimental. Sus películas se resumían como romances de actores carismáticos, diálogos memorables bordeando clichés, grandes bandas sonoras y mucha miel.
El punto más bajo de su carrera, apenas el año pasado, fue Aloha. Fallidísima película romántica en Hawaii. Una producción complicada, intervenida por el estudio. Presupuesto fuera de las manos. Reportes preocupantes desde el set. La versión estrenada fue desestimada por el Crowe. Caída en desgracia con el dinero de los estudios. Mala publicidad. Completo desastre.
No sorprende que su siguiente proyecto sea para la televisión, tampoco que esté ligado al mundo de la música. Lo que sorprende es la frescura emotiva de Roadies (Showtime, 2016). Una serie sobre el mundo musical hoy día, cuando las bandas legendarias necesitan seguir de gira para pagar las cuentas.
La serie sigue al equipo técnico detrás de los conciertos de Staton House Band. Banda inventada por Crowe, que sin embargo cumple todos los avatares de un mundillo que el director conoce muy bien. Cada episodio es una parada en la gira. Una banda real invitada a abrir el concierto. El manager de la banda y la manager de la gira, intentando coordinar un equipo variopinto de técnicos, músicos aspirantes, jóvenes esotéricos, sonidistas, un administrador celoso, un encargado de seguridad místico y un chofer supersticioso, por mencionar algunos.
Una reconexión con el Crowe que dirigió Casi famosos. Con el muchacho que vivía de gira con bandas, y con una parte del negocio musical que suele ser invisible. El equipo que monta escenarios, luces, instrumentos, y sigue los rituales establecidos por los dioses de la banda y las leyendas que los precedieron. Un equipo que vive bajo sus propias reglas y ritmos. No es una historia romántica (aunque haya romance), no es una historia musical (aunque haya música, y muy buena), es la historia de una familia, de un grupo de amigos, y de una especie en peligro de extinción.
Crowe produce, dirige algunos episodios y escribe buena parte de ellos. La banda sonora es épica, y la química del elenco inmejorable. Hay momentos empalagosos, es Crowe después de todo, pero cada uno está tan inmerso en la nostalgia, que más que cursi se percibe como algo cercano a la magia.
Twitter @rgarciamainou
Para El Economista, Arte Ideas y Gente del miércoles 3 de agosto del 2016
Donde se puede ver la serie?
Por el momento en Showtime. Te aviso cuando la programe algún canal satelital en Mx
@rgarciamainou Con tu reseña ya se me antojó ver la serie, la voy a buscar. Gracias y abrazo Ricardo!
@rgarciamainou Geniaaaal! #loveit ;))