323 – El fin de los números irrelevantes

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El último ciclo televisivo estadounidense significó el fin de una serie medianamente popular, cuyo seguimiento fue notablemente obstaculizado, por lo menos en Latinoamérica, por cambios inexplicables y erráticos en la programación del canal Warner.

Se trata de Person of Interest, en algún momento el “nuevo” proyecto de J.J. Abrams junto a Jonathan Nolan (hermano de Christopher). Una serie propositiva y atractiva inspirada en el estado de vigilancia surgido de la tecnología y la paranoia post 9/11.

person-of-interest-poster1La inteligencia artificial vista como salvación/perdición de la sociedad moderna incapaz de ofrecer la seguridad que requieren sus ciudadanos ante los peligros individuales del terrorismo. El corazón de la serie es una entidad virtual creada para observar a través de cámaras, teléfonos y todos los medios disponibles y anticipar escenarios a manera de advertencias oportunas al gobierno estadounidense de futuros actos de terrorismo. “Estás siendo vigilado” dice Mr. Finch en la introducción “una máquina revisa todo lo que dices y haces”.

Es una suerte de Skynet (Terminator, 1984) bonachón, al que se le inculcaron valores y la protección última de vidas humanas en los algoritmos y que envía información a la NSA de sujetos “relevantes” para el interés nacional.

La premisa de la trama son las personas “irrelevantes”, las que participan o son víctimas de los crímenes cotidianos y no suponen interés alguno para la seguridad nacional. De esos casos se encargan nuestros héroes (por lo menos en Nueva York); salvando vidas al son de los números “irrelevantes” que les provee la máquina.

Mr Finch (Emerson)

Lo más interesante de sus primeras temporadas era el conflicto con mafias locales y un sindicato de policías corruptos. Poco después, cuando el escenario y el discurso se volvieron más grandilocuentes, la trama migró hacia el gobierno y sus funcionarios dispuestos a todo para salvaguardar el estilo de vida americano.

Si el mundo de Person of Interest se concibe tan binario como maniqueo, era esperable que las fuerzas de la paranoia fueran aumentando la apuesta, abriendo la puerta a una segunda máquina, más inteligente y letal: “Samaritan”. Un auténtico primo de Skynet, programado a mantener el orden y salvar a la humanidad como sea.

El conflicto de ambas máquinas dio pasto a dos temporadas intensas pero disparejas en que la serie pasó de ser popular entre público y críticos, para reducir su seguimiento a un grupo más cercano al culto.

pdwo6n2ec89zxiomkv8bEs harina de otro costal preguntarse si en este mundo de intereses tan diversos, la fragmentación de las minorías ha llevado a la creación de tantos nichos que ser de “culto” sea tan natural como irrelevante. Pero no me dejen divagar, dejemos la definición de “culto” a las series de televisión que tienen un núcleo de seguidores activos, dispuestos a hacer, por ejemplo, campañas apasionadas en redes sociales para que su favorita sea renovada y no entre al limbo de los proyectos cancelados e inconclusos.

Detrás de la supervivencia de Person of Interest está otra máquina: el respaldo de la productora de Abrams (Bad Robot) y el peso político que el hombre tiene en la industria del entretenimiento después de su currículum de éxitos (que incluyen Lost, Star Trek y Star Wars). Person of Interest, que venía arrastrándose en los ratings, por lo menos para lo que debe cosechar una serie de su presupuesto y perfil, se renovó para una temporada final. Después CBS la transmitió como quien ya cumplió: al ritmo de dos episodios por semana (el final se transmite hoy).

ajvfpbl87lhbjgwbhyjpEl problema principal de Person of Interest fue la contraposición de su propia y atractiva mitología con la idea de que sus protagonistas tenían que resolver un caso semanal, muchas veces insulso y forzado. Sus arquitectos, particularmente después de la tercera temporada, parecieron incapaces de construir un enramado donde cada caso “irrelevante” resultara más tarde lo suficientemente “relevante” como para que no hubiera episodios que merecieran alguna de las dos etiquetas.

Se quiso apostar por la afortunada química de su elenco: Jim Caviezel, Michael Emerson, Amy Acker, Kevin Chapman y Sarah Shahi, y en la exploración de los dilemas morales que flotan en la conciencia del señor Finch (Emerson), programador de “la máquina”; y la propia incongruencia de tener un equipo de asesinos salvando vidas. Pero, ¿cuántas veces puedes salvar al mundo porque las “vidas importan” sin que el espectador empiece a bostezar o a añorar el siguiente brote psicótico de Carrie Mathison?

Person of Interest duró 103 episodios, muchos de ellos memorables, a lo largo de 5 temporadas. No es un hito televisivo, terminó siendo una más del montón que surge de la paranoia de la seguridad nacional (junto a 24, Quantico, Sleeper Cell, Scorpion, Burn Notice, Homeland o Black List). Difícilmente se puede decir que haya salido avante de tratar de navegar entre el procedural policíaco semanal y la épica de “debemos darnos cuenta que nuestro mundo se ha vuelto un escenario distópico de ciencia-ficción más cercano a Philip Dick que Issac Asimov”.

Twitter @rgarciamainou

Para El Economista, Arte Ideas y Gente del miércoles 22 de junio del 2016