189 – El viajero discreto

El héroe discretoPoco después de recibir el Nobel, Mario Vargas Llosa publicó El sueño del Celta, dos años después La civilización del espectáculo, un conjunto de ensayos sobre la época actual. Apenas hace unas semanas presenta El héroe discreto, su primera obra de ficción después del reconocimiento de la Academia Sueca.

La novela es un viaje de nostalgia por el mundo de sus libros previos. Particularmente sus libros peruanos, donde nos volvemos a encontrar a personajes conocidos. Un viaje ligero, sin demasiadas pretensiones, que trata  de recuperar el tono humorístico que tan bien funcionara en libros como Pantaleón y las visitadoras (1973) y La tía Julia y el escribidor (1977).

El libro está conformado (como varias de sus obras desde La ciudad y los perros, y que algunos acusan a la influencia de Faulkner) por dos historias paralelas en capítulos alternos, que en el peruano suelen cruzarse en algún punto. Hay varios elementos en común entre ellas, principalmente el enfrentamiento al escándalo social de nuestro tiempo, que siempre es mediático, y la traición filial. Esta última aparejada con un desencanto generacional hacia el mundo actual, que aunque manifestado por los protagonistas (ambos hombres mayores); si extrapolamos la lectura de La civilización del espectáculo, es compartido por el propio autor.

La primera historia transcurre en Piura, donde Felícito Yanaqué, un modesto empresario de transporte local, es repentinamente extorsionado con cartas que exigen una cuota de protección o atenerse a las consecuencias. Yanaqué no está dispuesto a dejarse pisotear por nadie (mantra de su padre, un campesino recio y sacrificado), y decide levantar a una denuncia con la policía local. Ahí se topa a un viejo conocido vargasllosiano: Lituma.

mario-vargas-llosaLa segunda transcurre en Lima y contiene todos los elementos de una telenovela latinoamericana. Don Rigoberto (del Elogio de la madrastra y Los cuadernos de Don Rigoberto) está listo para darse la gran vida después de jubilarse, cuando su jefe y amigo millonario le pide sea testigo de su insólita boda con la sirvienta. Esto a espaldas de sus hijos, dos vividores a los que se refiere como “las hienas” y que sólo esperan que muera para heredar. En renglón aparte, Rigoberto se las ve con los inquietantes encuentros de su hijo adolescente Fonchito con un hombre que podría ser el diablo, o algo así. Si es que el diablo puede ser peruano, como se repite en la novela, y llamarse Edilberto Torres.

aserra_ABC_el heroe discreto 1La subtrama entera no pasa de ser un Macguffin literario. No por Torres y sus encuentros y conversaciones filosóficas con Fonchito, sino porque el propio personaje de Fonchito es forzado. Imposible saber si producto de una desconexión del autor con cómo piensan y hablan hoy los jóvenes de 15 años. Lo cierto es que la conclusión de ésta, como otras subtramas tramposas (la investigación de Lituma por ejemplo), exhiben cierta pereza formal, aún en un divertimento, inusual en un autor que solía ser por igual prolijo y osado.

Vargas Llosa debe haber pasado un buen rato con estos intríngulis, lo que deja traslucir cuando sus propios personajes se maravillan en voz alta por la fantástica aventura que están viviendo. Frases repetidas en ese tenor, en el último tercio del libro que suenan como mantra autocomplaciente. Sólo les faltó decir “por cierto, qué bien escrito está esto”.

No obstante estos y otros detalles, la novela se deja leer, entretiene, y constituye una vuelta natural en la narrativa de un autor tan prolífico, a la revisión, desde la distancia, de los mundos que creó años atrás. No deja de ser el viaje, literario pero viaje al fin, de un hombre mayor, que regresa a su tierra y la ve con cierto pasmo, desconociéndola. Dándose cuenta que lo que estaba en su memoria ya no es, las calles y antros de su juventud reemplazadas por centros comerciales con multiplex y aire acondicionado.

Un hombre que concluye que ese nuevo Perú no le gusta ni es capaz de entenderlo, por lo que sin amargura sonríe antes de tomar el camino de vuelta a las riquezas culturales de Europa.

Mario Vargas Llosa, El héroe discreto, Alfaguara, México, 383 pp.

Twitter @rgarciamainou

Para El Economista, Arte Ideas y Gente del miércoles 6 de noviembre del 2013

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